El barco Plastic Odyssey surca los mares para luchar contra los plásticos
Dakar (EFE).- Desde el pasado 1 de octubre, el barco Plastic Odyssey surca los mares con un ambicioso objetivo: acabar con los plásticos que llegan al océano y se desintegran en micropartículas irrecuperables que contaminan el planeta e invaden la cadena alimentaria humana.
La embarcación, que aspira a realizar una expedición de tres años parando en treinta países del sur global, partió aquel día de la sureña ciudad francesa de Marsella, pasó por Líbano, Egipto, Túnez y Marruecos y desde el pasado 13 de Enero fondea en Senegal, un lugar clave al ser donde en 2016 nació la idea de esta iniciativa.
“Uno de los cofundadores pertenecía a la marina mercante y viajó por todo el mundo en grandes barcos, y vino aquí a Senegal, donde le marcó la contaminación por plásticos en los litorales y trató de encontrar una forma de actuar”, explica a EFE Morgane Kerdoncuff, directora del programa de escalas del Plastic Odyssey.
“Es sobre todo en los litorales, en las costas, donde vemos la contaminación marina. Lo que imaginamos es que el plástico se queda flotando (…). En realidad, el plástico no flota en la superficie, se hunde muy rápidamente y se descompone en micropartículas”, cuenta Kerdoncuff desde el interior del navío, amarrado en el embarcadero de la isla Gorée, en el centro de Dakar.
El plástico como riqueza
Existiendo miles de maneras de luchar contra los plásticos, este proyecto optó por dirigir su lucha particularmente hacia la formación de emprendedores locales para la puesta en marcha de negocios rentables basados en el reciclaje.
“El objetivo del proyecto es apoyar y difundir métodos que permitan reutilizar los residuos plásticos sobre el terreno antes de que se evaporen en el medio ambiente (…) para que se convierta en un recurso, una riqueza y se transforme en un producto evitando que se disemine”, cuenta Kerdoncuff.
Para ello, en cada escala varios emprendedores reciben una formación e intercambian conocimientos y experiencias sobre el reciclaje de residuos plásticos que pueden llegar a convertirse en tuberías, tejas o ladrillos, pero también en sillas y mesas.
Es el caso de Oumar Lamine Diaby, fundador de una empresa maliense dedicada al reciclaje y transformación de desechos plásticos en Bamako, capital de Mali, y que se ha desplazado a Dakar para recibir esta formación con el objetivo de mejorar y diversificar sus productos.
“La materia prima cuesta mucho y en Mali hay mucho plástico. Lo más lógico es reciclar y vender los productos más baratos”, cuenta a EFE este empresario, uno de los trece emprendedores que reciben la formación en Dakar y que encontró la oferta de participar en la red social Linkedin.
Durante el mes de escala en Senegal, donde el proyecto ha recibido “una acogida muy calurosa”, el equipo además se desplazará al interior del país para visitar y descubrir iniciativas locales relacionadas con el reciclaje de residuos plásticos.
El equivalente a una tarjeta bancaria
El barco será visitado también por escolares para sensibilizarles sobre esta problemática, que supone que cada minuto se viertan en el planeta unas diecinueve toneladas de plástico y que cada semana un individuo ingiera el equivalente a una tarjeta bancaria de plástico, advierte Kerdoncuff.
La elección de hacer la expedición en barco no es fortuita: tiene menos impacto medioambiental que en avión, puede transportar todas las máquinas con las que realizan las formaciones, así como la exposición que despliegan en cada lugar, y es visualmente más atrayente.
Además, el barco, cuyo mobiliario, como mesas y sillas, está elaborado con plásticos reciclados, es una demostración de lo que es posible realizar.
De África a América Latina y Asia
Tras Senegal, el Plastic Odyssey hará escala en Guinea-Conakri y Cabo Verde y luego se dirigirá hacia América del Sur y Central, donde parará en una decena de países para después continuar su ruta hacia Asia, regresando en 2025 a Francia por Sudáfrica.
La expedición se efectúa en los países del sur porque se encuentran entre los que más emiten plásticos a los océanos al no estar equipados de infraestructuras de reciclaje a escala nacional, pero también porque en ellos hay emprendedores que desarrollan soluciones con una gran ingeniosidad y pragmatismo.
En este sentido, Kerdoncuff asegura que en los cinco meses que llevan de viaje la sensación es de “esperanza”.
“Hay soluciones -concluye- y si cada uno consigue ponerse, digamos a su escala y a su manera, en la línea de reducir esta contaminación plástica y desarrollar soluciones que nos permitan salir de ella, lo conseguiremos”.